-“Leche
Entera. 1 litro”. Esta servirá.
Me dirigí a
la caja para salir de allí cuanto antes. La cajera parecía abducida por algún
espíritu que se había introducido en su mente y la violaba una y otra vez. Tuve
que toser varias veces hasta que al final pudo darse cuenta de que estaba allí,
delante suyo. Solo quería pagar la leche, meterla en una bolsa e irme a casa a
tirarme en el suelo y emborracharme hasta perder el conocimiento.
No hice
ninguna intención de saludar a la portera, ni una triste mirada que le hiciera
indicar que le deseaba, al menos, un día aceptable. Nada. Crucé la puerta,
corrí hacia las escaleras, entré en mi casa y allí acabó todo. Después de eso
solo tuve valor para beber.
Entraba una
pequeña luz a través de la persiana. Miré el reloj de la mesita que había
comprado en la tienda de antigüedades. Las 10:30. La luz venía del 60’s, el bar
donde conocí a Laura, donde la vi por primera vez. Me extrañó que estuviera
abierto a esas horas, pero no le di más importancia. Al intentar levantarme del
suelo noté como mi cuerpo había decidido castigarme por mi mal comportamiento.
Mi espalda hizo un crujido que me pareció que llegaba hasta mi cerebro. Mi
cabeza crujía. Podía volver a sentir mi enfermedad. Allí estaba de nuevo.
Acompañándome en esa mañana soleada de otoño.
- Mi enfermedad.
Me preparé
un ruso blanco para desayunar y me senté en la mesa del despacho. Sobre la mesa
solo había una máquina de escribir, un par de bolígrafos y algunos folios en
blanco. Me senté en la silla y empecé a escribir todo lo que pude.
1 comentario:
Ole tio! com molaa! Continuara o que? venga venga!
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